Gloria ha estado relacionada con el mantenimiento de jardines desde hace más de 15 años; sin embargo, la consolidación de su pasión en un negocio es más bien reciente e inició coleccionando cactus como un pasatiempo, en su casa en Apartadó. Fue Estefany, una de sus cinco hijos, quien la impulsó a vender algunas de sus plantas en el barrio, a participar en ferias campesinas y también le presentó a Empropaz.
Hace un poco más de un año, al ver los resultados y el interés de las personas en sus plantas, Gloria se dedicó a su emprendimiento a tiempo completo. A sus casi 60 años ha convertido su gusto por la naturaleza y la jardinería en su propio vivero en Carepa, dedicado a la producción y comercialización de plantas ornamentales, frutales y maderables.
Creciendo con el apoyo adecuado
El acompañamiento de Empropaz ha sido fundamental en el camino de Gloria hacia el éxito empresarial. Con la orientación recibida, su asesora María Elena Muñoz Manco cuenta que el ‘Vivero La Goya’ ha podido:
- Mejorar su plan de negocios. Antes de las asesorías Gloria no tenía un método para poner precios adecuados, ahora sabe que debe calcular los años de cuidado de sus plantas, el abono que se gasta en ellas y demás aspectos.
- Tener un enfoque. Hoy Gloria es consciente de que tiene un emprendimiento que puede generarle ingresos; así que participa en ferias, tiene una propuesta diferente con una presentación más organizada y ofrece materas especiales.
- Implementar prácticas sostenibles. Su proceso de venta está pensado para estimular la conservación del medio ambiente, en un discurso enfocado en la planta que compra la persona y la importancia de cuidar la naturaleza. Por ejemplo, ha reducido el uso de plásticos en las jardineras.
- Acceder a financiamiento. Gloria siempre había querido ampliar su negocio. Por eso, realizó la gestión para recibir el crédito semilla, el cual fue otorgado por Bancamía en febrero de 2024, con él pudo adquirir activos fijos y capital de trabajo, lo que le ha permitido integrar nuevos productos a su portafolio y tener una mayor producción.
Este respaldo le ha permitido ampliar su producción y diversificar su oferta, incluyendo plantas frutales y maderables, así como abonos orgánicos, productos para el mantenimiento. Además, compró materiales para hacer el techo, unas láminas transparentes y polisombra para adecuar bien el espacio del vivero.
La semilla del emprendimiento
Hoy, ‘Vivero La Goya’ está ubicado en el corregimiento de Piedras Blancas y cuenta con más de 3000 plantas. La dedicación y conocimiento la llevaron a enfocarse en ofrecer productos adaptados al clima de la región, un servicio personalizado y asesoría experta para el cuidado de las plantas. De hecho, cuenta con clientes frecuentes para realizar el mantenimiento de jardines.
Desde entonces, su vivero ha estado en constante crecimiento, generando ventas y ofreciendo empleo a dos trabajadores a medio tiempo, uno en el vivero y otro en la línea de mantenimiento.
Actualmente, tiene cultivos de veraneras, plantas de interior, suculentas, cactus y más, siendo las últimas más solicitadas por la facilidad de su cuidado. También está en un proceso de reforestación del espacio de su finca, donde tiene el vivero, con un árbol de madera blanca llamado Melina.
Transformando pasión en negocio
A pesar de su vasta experiencia en el sector de la jardinería, Gloria reconoce la importancia de seguir aprendiendo y mejorando cada día. Su participación en programas de formación le ha ayudado a profesionalizar su emprendimiento y a adoptar una mentalidad de empresaria.
Ahora, con una presentación más organizada y una estrategia de comercialización clara, está posicionando el ‘Vivero La Goya’ como un referente en la región. Además, el involucramiento de su hijo agrónomo, Juan Camilo, ha enriquecido el negocio con nuevos conocimientos y perspectivas, fortaleciendo su visión de crecimiento y reconocimiento en el territorio.
De emprendedora a microempresaria
Gloria está dando pasos firmes hacia la consolidación de su negocio y con el apoyo de asesores comerciales en Empropaz ha profesionalizado su operación, delegando tareas y formando un equipo de trabajo capacitado.
“Yo para el futuro me sueño que esto sea un negocio familiar, grande y sólido. Que mis hijos lo aprovechen y que valgan la pena tantos años de cuidados a las plantas”, dice Gloria mientras reconoce el valor de capacitarse y continuar su proceso en Empropaz.
Por eso, con cada planta que cultiva y cada cliente al que asesora, Gloria deja una huella positiva en su entorno, demostrando que nunca es tarde para emprender, hacer de las pasiones una fuente de ingresos y seguir aprendiendo.