“Apenas estaba iniciando mi emprendimiento cuando la pandemia llegó. Fue un momento complejo, pero había que continuar el camino, entonces, digitalicé el negocio a través de las redes sociales para seguir acompañando a mis clientes y tomar los pedidos, así mi negocio se salvó”, cuenta a manera de anécdota Keyla Corabell, una mujer de 34 años nacida en Maracay, capital del estado Aragua en Venezuela.
Allí creció con su abuela, su mamá, tíos y primos, todos eran parte de la familia materna. Estudió su bachillerato y al finalizar, se formó como Administradora Comercial, título que obtuvo en el 2009.
Tuvo la fortuna de comenzar a trabajar rápidamente, lo que le permitió ir adquiriendo experiencia profesional. Su primer puesto laboral fue como administradora de un colegio, allí estuvo año y medio; luego pasó a ser administradora de una empresa que blindaba carros, cargo que ocupó por seis años.
Keyla iba consolidando una ‘hoja de vida’ robusta, también tuvo la alternativa de trabajar en una chatarrería, al igual que los otros casos, como administradora. En esta oportunidad, se dio la posibilidad de combinar el trabajo y estudio, ya que se formó en Locución, un tema que le apasionaba y -por ello- montó un programa radial sobre farándula. En ese momento, hacía las tres cosas que le gustaban.
A esas alturas de su vida, ella ya era madre cabeza de familia de dos niños, pero la situación económica de Venezuela se complicó. En plena crisis, un amigo la contactó desde Colombia informándole sobre la posibilidad de tener un trabajo como administradora, entonces tuvo que viajar a Cali para buscar un nuevo rumbo, dejando a sus hijos en su país al cuidado de su madre.
Arribó en julio de 2019, presentó la entrevista laboral en una empresa que comercializaba productos para el sector automotor y vieron en ella un perfil que se adaptaba al área comercial y ventas, por lo que le propusieron quedarse.
“Me arriesgué y empecé a trabajar. Tenía formación comercial y como administradora uno sabe cosas. Aprendí sobre los productos que se vendían y me mandaron a la calle a ofrecerlos, la verdad le cogí el ritmo rápido. Hice clientes y al ver mi buena gestión, se fueron fidelizando”, narra Keyla.
Desafortunadamente, era una empresa ecuatoriana que cerró sus puertas en diciembre de 2019 y ella quedó sin trabajo, pero al poco tiempo, le propusieron comercializar productos para carros de manera independiente, ya que sabían de sus capacidades para las ventas.
Una nueva etapa
Al mismo tiempo que le hicieron la propuesta de trabajar como independiente, una prima suya que estaba viviendo en Medellín le dijo que se fuera a esa ciudad, entonces aceptó las dos alternativas: comercializar los productos por su parte y vivir en la capital de Antioquia.
Así, iniciando el 2020, le dio vida a su negocio: DistriKey, una distribuidora de artículos de la industria automotriz. A ella le despachaban insumos bajo la promesa de pagar los saldos a unos días previamente pactados y, de esa manera, le siguieran entregando mercancía.
“Daba temor, pero confié en mí y me mentalicé a que podía lograrlo. Yo había tenido clientes de la empresa anterior y los busqué para ir a la fija, a esos que me conocían. Les conté que estaba trabajando de independiente y me felicitaron, me recomendaron a otras empresas y personas, me daban tarjetas y, ese ‘voz a voz’ me sirvió demasiado”, aseguró la emprendedora.
La emprendedora venezolana estaba muy ocupada en su negocio naciente, pero quería seguir creciendo como persona y profesional, por lo que al escuchar Empropaz y la formación especializada que ofrecía, entonces decidió inscribirse. “Me ayudaron a estructurarme en la parte financiera. Además, el acompañamiento psicosocial fue elemental para entender que debo tener un equilibrio entre el trabajo y mi vida personal; estaba sometiéndome demasiado al trabajo, ahora hago natación y deporte para despejar la mente. Como ven me he reinventado en lo personal y en lo laboral”, expresó Keyla.
Su negocio gracias a las ventas por internet, ahora abarca otras regiones, departamentos y municipios. Asimismo, a través de Bancamía, entidad líder de Empropaz, recibió un crédito semilla, el cual utilizó para comprar una moto. “Ahora contraté un domiciliario para que con la motocicleta me entregué los pedidos. Eso permitió, sin duda, robustecer el negocio, la operación y ser más eficientes”, concluyó.
‘Eco Granja La Morenita’: El Camino de Doña Flor hacia el empoderamiento comunitario
Flor Cuchillo es una líder indígena, quien ha buscado promover el empoderamiento y la independencia económica de las mujeres de su cabildo. Además, ha logrado fortalecer su negocio de lácteos, donde maneja técnicas artesanales que aprendió de sus padres, con el apoyo del programa Empropaz.