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Una mujer indígena al rescate de su cultura con Empropaz

Ninfa Herrera Domínguez ha encontrado en el emprendimiento la manera para proteger la cultura de su pueblo Murui Muina de la etnia Uitoto, en el Caquetá. Es la propietaria de un restaurante en el que prepara comidas ancestrales y donde muestra artesanías típicas de su pueblo. 

Ella y su familia llegaron desde su comunidad, en el municipio de Solano, que colinda con el Amazonas, hasta Florencia, capital del departamento, desplazados por la violencia. Sus padres sabían que para que su hija saliera adelante era fundamental continuar estudiando, eso la llevó a terminar su bachillerato y luego realizar una carrera técnica en atención a la primera infancia, estudios que le permitieron trabajar con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar como cuidadora en hogares comunitarios.  

Por su cultura indígena, siempre estuvo cerca de las comunidades y asistía de manera constante a los cabildos de la región para trabajar en su favor. Llegó a estar tan involucrada que se convirtió en Gobernadora Indígena. Hace seis años, visitó la zona de La Montañita en Caquetá, de donde sus padres también fueron desplazados en la década de los años 50; allí, quiso conocer más sobre sus raíces, pero en los archivos de la Casa de la Cultura se encontró con que los Uitotos eran considerados un pueblo que ‘existió’, pero no se evidenciaba su existencia actual.  

“Eso me llevó a pensar en cómo trabajar para que mis raíces no desaparecieran. Me radiqué en la zona y logré constituir el cabildo K+G+FENE MURUI o ‘Gente de Centro’. Imaginé que una de las maneras de proteger nuestro pasado era a través de su gastronomía y empecé a idear la manera de hacerlo y formar algún emprendimiento. Precisamente, para ese momento, escuché de Empropaz, entonces decidí tomar la formación que allí brindaban”, comenta Ninfa. 

A la par que se iba formado con Empropaz estructuraba de mejor manera la idea de negocio que tenía en su cabeza.  Así fue como pudo crear su unidad productiva: un restaurante en el que prepara comida típica de su cultura y vende algunas artesanías.  

El Espacio Cultural Ancestral y Gastronómico, nombre de su emprendimiento, se caracteriza por ofrecer una atención especializada a sus clientes, haciéndoles pedagogía sobre su pueblo, explicando los ingredientes de esta cocina, con la ayuda de su familia, principalmente de su hija Valeria, formando así una nueva generación que trabaja en la conservación de un legado milenario.

Ninfa cuenta que por medio de Empropaz pudo adquirir herramientas y conocimientos sobre temas administrativos, innovación, finanzas y lo considera un aprendizaje integral porque le permite tener una visión de cómo estructurar un emprendimiento para proyectarlo de manera sostenible hacía el futuro. 

“El negocio lo administra una de mis hijas y tenemos un domiciliario. Me apasiona proteger parte de mi cultura que se estaba extinguiendo, de hecho, la idea surge porque yo veía compañeras que les daba pena comer algo autóctono delante de otras personas y lo hacían a escondidas. Les daba pena que se supiera que tenemos platos con larvas, hormigas, plantas o frutas, eso no debe ser motivo de vergüenza, al contrario, es una comida saludable”, concluye esta beneficiaria de Empropaz, programa liderado por Bancamía, en alianza con USAID, junto a la Corporación Mundila de la Mujer Colombia y la Corporación Mundial de la Mujer Medellín.  

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