¡Qué Riquicura! dijo Fátima cuando probó el pastel de su cumpleaños número cuatro que le hizo su mamá, Irma Cristina Serres. Así inició la semilla que hoy es ‘Mima Repostería’, ¡una historia que no te puedes perder!
Irma es una mujer venezolana de 35 años que llegó a Colombia en el año 2017 buscando mejores oportunidades de vida. Vino con su madre, un embarazo de siete meses y muchos sueños por cumplir.
Su hermano, quien es colombiano, le ayudó a instalarse en Bello y comenzó a trabajar como asesora de ventas puerta a puerta, un trabajo que le permitió conocer mucho sobre la ciudad y sus alrededores. Así, pasados 4 años y con su segundo hijo, Irma se aventuró a explorar en el mundo de la repostería, un talento que, como ella dice, viene casi innato en la cultura venezolana.
Fue con tortas de cumpleaños que las personas probaron sus primeras creaciones y la animaron a vender porciones y postres. ‘Mima Repostería – ¡Qué Riquicura!’
empezó a dar sus primeros pasos, aunque al principio no generaba los ingresos suficientes para cubrir sus gastos.
Llegó un aire de esperanza
Dos meses después de iniciar su emprendimiento, Irma se encontró con Empropaz gracias a una publicidad que le compartió su hermano. Inició el proceso en enero de 2022 con la necesidad de posicionar su marca, tecnificar y estandarizar la producción para ser más eficiente y reducir costos operativos.
Las formaciones recibidas en las asesorías de Empropaz le permitieron a Irma expandir su conocimiento en temas organizacionales, construir un sólido plan de negocio, comprender el mercado, segmentar a sus clientes y definir una propuesta única de valor.
Con esto, durante la etapa de implementación del programa, Irma logró varios hitos significativos. Pudo exhibir sus productos en un local del Centro Comercial Plaza Beillín gracias a una valiosa alianza con el Desarrollo Económico de la Alcaldía de Bello, una oportunidad que tuvo durante tres meses de manera gratuita. Esta estrategia no solo dio a conocer su marca, sino que también generó contactos clave y aumentó sus ventas.
Además, con Empropaz accedió a uno de los convenios con la Institución Universitaria Pascual Bravo para rediseñar su imágen de marca. Esto, acompañado de herramientas administrativas, le dio un discurso comercial que le abrió puertas para participar en los premios de Bello Emprende, en los que se destacó como una de las personas ganadoras.
Se sumaron más ingredientes
El análisis financiero del negocio sembró en Irma las ganas de seguir creciendo y, aunque estaba un poco temerosa, se animó a solicitar un crédito en Bancamía a finales de 2023.
Irma destaca la agilidad del servicio y la buena asesoría, pues ese dinero lo pudo invertir en equipos para mejorar los tiempos de producción y la calidad de sus productos. Por ejemplo, adquirió una impresora de papel comestible que no solo le da un valor agregado a sus preparaciones, sino que le permite vender este producido y generar un ingreso extra.
De hecho, en la última etapa de seguimiento, Irma experimentó un aumento significativo en sus ventas, pasando de generar ingresos de aproximadamente $1.000.000 por mes a lograr ventas por más de $4.000.000 en diciembre de 2023.
Sin embargo, el avance de Irma no se limita a lo financiero; el apoyo psicosocial ha sido fundamental en su viaje emprendedor. “Yo hace un tiempo estaba pasando por un momento difícil y entendí que si uno como persona está mal, el emprendimiento va a estar mal. Los talleres y prácticas de Empropaz me recordaron que sí soy capaz”, cuenta Irma. Por eso, al completar su ruta de formación y momentos de anclaje, ella ha fortalecido su confianza y determinación en la toma de decisiones.
¡Qué Riquicura las nuevas metas!
En noviembre del año pasado abrió su punto de venta en Bello, el lugar donde reside desde que emigró; allí, entre tortas, panes, cachitos y la buena acogida de los vecinos, dice que tiene seguridad sobre su negocio. “Tengo mis metas claras, me voy a comparar la cilindradora para hacer más panes y en unos años voy a ser una marca conocida. Quiero tener tres puntos de venta y hasta volverlo una franquicia”, dice Irma con emoción.
Para ella, el acompañamiento ha sido esencial. Y, a pesar de que recibió su grado con Empropaz en junio de 2023, no duda en afirmar que el punto más valioso es el seguimiento que le dieron a su proceso y le siguen dando desde el programa.
En sus propias palabras, emprender no es tarea fácil, requiere corazón y paciencia. La clave, según ella, radica en no rendirse ante el primer obstáculo.‘Mima Repostería – ¡Qué Riquicura!’ nos recuerda que el emprendimiento va más allá de los números, es una travesía de crecimiento personal y profesional que requiere compromiso, valentía y perseverancia.